El resultado final de un tratamiento exitoso de ortodoncia trasciende más allá de la hermosa sonrisa, y tiene que ver con la relación de amistad que se crea con el paciente.
Hoy descubrí ésta gran verdad al finalizar un tratamiento de ortodoncia con dos pacientes, madre e hija. Tan pronto salieron de mi consultorio, me pude dar cuenta que la relación odotoloogo-paciente que desarrollamos por más de un año y medio nos terminó llevando a una genuina amistad.
Consulta tras consulta no solamente pude conocer sus dientes, si no que también llegue a conocer sobre sus oficios, sus hobbies e intereses. Gracias a a las conversaciones que disfrutamos durante cada consulta, pude llegar a conocerlas no solo como pacientes, sino como amigas.
Es en medio de nuestras consultas que nosotros, como profesionales de la salud, podemos interesarnos genuinamente en la vida de nuestros pacientes. Los pacientes no son una tarea más en la agenda de consultas, sino por el contrario, son personas con sueños, anhelos, pasiones y cualidades impresionantes que han decidido confiar en nuestras manos su salud oral.
De ésta manera, tener una relación genuina con nuestros pacientes, se termina convirtiendo en una experiencia enriquecedora para ambos.
Hoy pude experimentar está revelación profesional que me lleva a reflexionar sobre cuál es el alcance definitivo de lo que estoy haciendo. Sin lugar a duda es más que un tratamiento.