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Como ortodoncista hemos sido enseñados a buscar una serie de posiciones dentales que asegurarán la función ante todo. Por ésta razón, se desarrollaron múltiples condiciones de acople conocidas como: clase uno, clase dos o clase tres.

Éstas clases nos ayudan a diferenciar y definir la posición de los cansinos y molares superiores con relación a los caninos y molares inferiores. Determinando con eso la oclusión o la mordida como buena o mala.

Sin embargo, con el surgir de la odontología estética; cada día hemos ido encontrando en la ortodoncia unos objetivos de tratamiento que deben ser tenidos en cuenta para diferenciar la consulta.

En mi caso personal, lo que nos permite diferenciarnos de los demás, es el efecto Smile Arc. uU resultado de sonrisa que le brindamos a nuestros pacientes impulsado por nuestros objetivos de tratamiento que van más allá de una función de clase uno, clase dos o clase tres.

De otra parte, quiero resaltar un objetivo de tratamiento que cada día está tomando más fuerza pero que, al parecer, aún no es identificado por ortodoncistas, odontólogos ni pacientes. La exposición del incisivo superior en reposo, lo cual esta en auge  dentro de los gremios que manejamos ortodoncia con fines estéticos porque brinda a los pacientes un toque de sensualidad cuando sus labios están en reposo.

Las estrategias publicitarias de hoy están tomando provecho de éste tipo de sonrisa, y es por eso que se ha convertido en uno de los objetivos de tratamiento que va sumado al efecto Smile Arc en nuestra consulta.